Las palabras quedarían cortas para describir a Mario Valerio, pero podríamos intentarlo.
Como un niño enamorado de los helados, que encuentra una forma de vender helados afuera de su casa, para así mantener un buen inventario de helados, que incluso convence a sus ¨amiguitos¨ del buen sabor de los helados para así poder compartir con ellos sus sabores favoritos.
Así lo ha hecho Valerio, el no tiene grandes pretenciones financieras, por el contrario Mario pasa sus días DANDO, con tal de poder ver al kartismo EXISTIR. Prestando un repuesto para que ¨aquel¨ pueda correr, dándole mazazos a una columna para que la factura no se le suba tanto, quedándose hasta tarde para descubrir otro tip en desarrollo de motores, esperando a que llueva para que ¨setiemos¨ en lluvia, escogiendo unos ¨peyejos¨ de llantas para que aquel no tenga que comprar llantas nuevas, regalando (si regalando) sus horas de trabajo para que aquel pueda correr y no tenga que pagar tanto, corrigiendo un reglamento, haciéndole sugerencias a este o aquel…. bueno podríamos nunca parar.
No es un kartista que haya acumulado campeonatos, pero los va vivido como ninguno. Porque si pudieran ver sus ojos cuando uno de los ¨suyos¨ (incluso los que han olvidado que son suyos) cruza la meta de primero o hace un pase extraordinario, se les pondría la ¨piel de gallina¨, por que no es una mirada de empresario, sino una mirada de padre, padre orgulloso de sus hijos.
Talvez esas podrían ser las mejores palabras: Valerio es un preparador experimentado de motores y chasises, coordinador del equipo más grande de kartismo, quien ve a sus ¨clientes¨ como proyectos personales.